Como una sombra derrumbada,
en la insondable oscuridad de la noche,
busco una campanada,
una voz,
algo que me arranque de esta cruz
y me ponga en algún lugar, lejano e infinitamente verde.
Sucede que me he cansado de ser el mismo.
Sucede que me he cansado de rodar,
de arrastrar la pesada carga del hombre;
hastío, deseperación, impotencia
y pálidos anhelos sin esperanzas.
Sólo quiero escapar de este sitio
de estaciones, marquesinas y hombres derrotados.
Hoy deambulo entre los despojos y los recuerdos,
sólo como un lucero,
cruzo callejas ahumadas, hospitales, tiendas
y baldíos dominados por los perros.
En las terrazas hasta las ropas
lloran pesadas lágrimas de lavandina y desolación.
(Poeta en Buenos Aires, Ediciones La Cebra Dormida, 1979)

En Red de Escritores Datos de Carlos
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu mensaje es bienvenido en las buhardillas